viernes, 11 de noviembre de 2011

INTELIGENCIA EMOCIONAL.


 PARTE BASICA DEL TRABAJO DE ENFERMERIA


Como su nombre indica,  “Inteligencia Emocional”, ya define por sí mismo sus características esenciales y  cognitivas (procesamiento de la información a partir de la percepción) del ser humano: Inteligencia (percepción, razonamiento, deducción, pensamiento,…) y Emocional (Sentimiento, emoción, interioridad, alegría, tristeza, pena, vida,….).

Se define la Inteligencia Emocional como la capacidad para reconocer sentimientos propios y ajenos y la habilidad para manejarlos.

Más clara, sincera y rotunda  no podía ser esta definición. Siempre he dicho que lo más importante de la vida somos las personas, no las cosas ni las posesiones, ni las ambiciones o metas, lo verdaderamente importante es el ser humano. Ante la vida y la muerte, el resto de cosas es todo es secundario.

¿Hay algo en la vida más importante que las personas? ¡No!, rotundamente ¡No!

Por suerte, nuestro trabajo se basa en nuestra relación con los pacientes (otras personas), y eso es lo que hace que sea diferente a otros trabajos en los que se trabaja con materiales impersonales; por ejemplo, el mecánico trabaja con coches; el herrero forja los hierros; el albañil con andamios y ladrillos y el administrativo con papeles, números y maquinitas. Por muy buenos profesionales que sean, cuando se equivocan, y todos lo hacemos, pueden rectificar y rehacer esa cuanta mal sumada, ese tornillo flojo o esa pared no alineada, pero nosotros trabajamos con personas, y si fallamos, estamos fastidiando a los demás, estamos dañando su interior y no sabemos hasta qué punto les podemos afectar.

Paciente y enfermera/o formamos  una sola unidad; para nosotros es básico que tanto él como nosotros vivamos esta misma sensación, pues vamos en la misma dirección: mejorar su salud y su calidad de vida.

Así pues, debemos de ser inteligentes; debemos de estar totalmente abiertos para captar cualquier mensaje que nuestro paciente nos está transmitiendo, sea de lo que sea, y de cualquier manera; bien por sus palabras, bien por sus gestos, por sus reacciones, por sus intenciones, por cualquier causa que nos muestre. Lo importante es que seamos capaces de SABER INTERPRETAR qué nos quiere decir, cual es su mensaje, su petición, su carencia.

Al mismo tiempo debemos de ser emocionales, emotivos, naturales, entrañables, atractivos para el paciente que debe de sentirse a gusto con nosotros, con nuestras palabras, con nuestros gestos, con nuestra labor. Debemos de empatizar con él y saber recibir y dar; debemos de ganarnos su confianza y eso nos hará sentirnos mejor tanto a él como a nosotros.

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