Como hemos podido apreciar en este simpático video, muchas veces los adultos nos adelantamos a las preguntas inocentes de los niños, y en este caso concreto, observamos como pensamos como adultos y dejamos que nuestra mente crea aquello que nosotros estamos pensando sin darnos cuenta de lo que hay a nuestro alrededor.
Podríamos decir que la madre (el adulto, el enfermero) no se ha parado a escuchar la totalidad de lo que la niña (el usuario) podía decirle, por que tal vez es más fácil con una simple pregunta, profundizar un poquito más en el interior de la niña para ver exactamente qué quería expresar con su pregunta:
¿Por qué lo dices?, ¿Por qué quieres saberlo?
Aplicando la enseñanza que del vídeo saco yo, pienso que en la vida en muy importante escuchar y saber escuchar. Muchas veces el usuario va a querer transmitirnos sus miedos, sus temores, sus dudas, sus problemas, y posiblemente nos las esté mostrando envueltas en fanfarronadas, comentarios simples, chistes o anécdotas, o simplemente con una larga exposición, pero debemos de estar abiertos a él, no precipitándonos en querer expresar nuestras opiniones, en querer hablar enseguida para convencerle, para distraerle, para ayudarle, pues a veces, podemos caer en el error de las prisas, de las interpretaciones.
Como dice el refrán, “no es oro todo lo que reluce” o “a veces las apariencias engañan”. Pues sí, efectivamente, antes de hablar y de contestar, como enfermeros debemos de tener plena seguridad que lo que vamos a decir es exactamente la respuesta (le guste o no al usuario) de la consulta que nos está haciendo, ya que si no corremos el riesgo de resbalarnos y “meter la pata” ante el usuario y la confianza que él tiene depositada en nosotros.
Podríamos aplicar el dicho “antes de entrar dejen salir”, y es verdad, todo en la vida tiene un orden, y el nuestro debe ser cara al usuario “antes de hablar, hay que saber escuchar”.
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